Cuando el rio suena agua lleva. Y eso es lo que ocurre con el sistema tributario brasileño cuya comprensión puede transformarse en tarea imposible si en su análisis esperamos encontrar parámetros similares a los españoles.
Si bien es verdad que desde el punto de vista empresarial, al final, los impuestos son muy similares. Que donde nosotros tenemos un “impuesto de sociedades” ellos tienen un “Impuesto de la renta de las personas jurídicas” o que donde nosotros tenemos un IVA, ellos tienen un ICMS (más un ISS, quizás) la realidad, al aterrizarlos, es que la capacidad que tiene los estados y los municipios para poner sus propios tipos en algunos de estos impuestos, así como los impuestos cruzados entre estados, como sería el caso del ICMS, hacen que la complejidad aumente hasta puntos insospechados. Pensemos que la mayoría de las declaraciones son mensuales y no trimestrales como en nuestro país.
Y a los impuestos hay que sumarle las cargas sociales. Ahí es nada.
Pero bueno, como ocurre en España, al final contrataremos un contable (contador) que será el responsable de presentar y liquidar los impuestos en nuestro nombre, a un coste sustancialmente superior al que tendría en España, pero de una manera segura y eficaz.
El problema es analizar el impacto que el sistema tributario puede tener en nuestro negocio a la hora de decidir el emplazamiento en el que desarrollar nuestra actividad.
En este caso, son tantos los parámetros a analizar y las decisiones a tomar que, para no errar, no queda otra que hacer una simulación del impacto tributario sobre una previsión de la cuenta de resultados estudiando diferentes emplazamientos y diferentes sistemas de tributación entre las opciones que nos ofrece el estado Brasileño.
La decisión que tomemos, con toda seguridad, tendrá un impacto significativo en el dinero que finalmente se quede en nuestra caja y no vaya a engrosar las arcas de la Receita Federal.
informesobreimpuestos.pdf